El bigote del jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, se ha convertido en una marca registrada. Pero pocos saben el verdadero origen de este mostacho que ya tiene vida propia.
Tras una ardua investigación por parte de COTORRA, nos animamos a develarte este mito popular y nacional. Resulta que en sus veintipico, Aníbal ya militaba en el peronismo pero disfrutaba de sus momentos de jolgorios.
Y así fue como una noche desenfrenada de sexo oral con una señorita que tenía una selva en su entrepierna, los labios carnosos del ahora funcionario nacional se abotonaron en ese “tajo”.
Ante la desesperación, Aníbal Fernández produjo un tironeo tan fuerte que arrancó parte del matosal púbico y se le quedó pegoteado en la parte superior del labio. Se miró en el espejo y por lo visto, le gustó.
Desde ese entonces, Aníbal Fernández empezó a lucir sus clásicos mostachos.